domingo, 11 de marzo de 2012

VIDEO

El hombre Bicententenario

Ghost in the shell




ARGUMENTO

La historia se sitúa en el año 2029, momento en el que la tecnología gobierna de manera total y absoluta el mundo. Es posible convertir a los seres humanos en computadoras gracias a unos implantes cerebrales, creando así cyborgs y acercando mucho más a los humanos y a las máquinas. Mokoto Kusanagi es uno de estos cyborg, y trabaja como agente secreto. Va a tener que descubrir y detener a un hacker que está desarrollando peligrosas actividades que amenazan la seguridad del país. Pero además, al margen de su trabajo, Mokoto se va a empezar a cuestionar su propia humanidad e identidad…

Ficha técnica: aquí

ELEMENTOS DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL

En el film, podemos encontrar diversos elementos pertenecientes al ámbito de la Inteligencia Artificial: 

  • Mokoto Kusanagi: Es un cyborg, un ser biomecánico, que posee componentes humanos (cerebro y aspecto físico), combinados con una estructura mecánica interna; es decir, es un híbrido de ser humano y máquina. Sin embargo, en contraposición con películas anteriores, estos androides (cyborgs) no intentan asemejarse a los hombres, sino que van más allá: desean crear una raza superior en cuanto a capacidades. 

Estos seres reúnen una serie de características, que les permiten diferenciarse de los hombres:

- Capacidad de comunicación sin necesidad de emitir sonidos (telequinesia).

- Posibilidad de implantar recuerdos falsos.

- Invisibilidad.

- Mayor fuerza y velocidad. 

- Inmortalidad: éstos entes nunca se extinguen completamente, ya que el cerebro puede ser trasplantado a cualquier otra estructura corpórea, sin que se pierda ninguna información en el proceso. 

Actualmente, un robot con estas características sería inviable, pues carecemos de los conocimientos suficientes para materializar dichas magistrales propiedades. Sin embargo, los avances en el terreno de la ampliación de cerebros son cada vez mayores: científicos estudian crear un método para implantar y borrar recuerdos específicos en humanos, sin dañar el cerebro.



  • GPS: se trata de un dispositivo dotado de Inteligencia Artificial básica, cuyo objetivo es,  en el menor tiempo posible,  orientar a los vehículos y calcular la ruta que resulte más apropiada en cada momento según el tráfico. Su labor, en la película, es localizar al Titiritero. De este modo, considera los posibles recorridos y halla el más adecuado, así como el momento exacto en el que el vehículo va a circular por la vía concreta. 


En la actualidad, cada vez es más frecuente el empleo de estos artilugios. De hecho, muchos smartphones cuentan con su aplicación correspondiente. Es necesario señalar que, de momento, no contamos con GPS tan avanzados como el que se nos presenta en el película. Sin embargo, no tendríamos ningún inconveniente en desarrollar estas características. 



  • Tanque: dispone de una Inteligencia Artificial básica. Trabaja como defensor del automóvil del "Marionetista" y su función es disparar. Asimismo, se trata de un vehículo automático, pues no es necesario que nadie le conduzca. 


Hoy en día, es posible desarrollar un elemento de Inteligencia Artificial con atributos similares a dicho tanque.


  


  • Titiritero: es un hacker, capaz de controlar la consciencia de cualquier individuo. Es el elemento de Inteligencia Artificial más complejo que encontramos en la película, ya que logra adquirir conocimiento de sí mismo. Podríamos decir que es una máquina, que posee una especie de "alma". Por ello, el Titiritero aspira a ser un ser humano, aunque se encuentra muy distante de éste último.

IMPLICACIONES SOCIALES


En este caso, nos encontramos ante un film que vuelve a plantearnos (igual que hizo, anteriormente, la película Blade Runner) la duda de dónde reside la humanidad. En Ghost in the Shell existe una línea muy fina entre el humano y la máquina, que, finalmente, se unen.

Es la condición de Kusanagi lo que realmente impresiona: es un cyborg, un cerebro humano en un cuerpo artificia. ¿Hasta qué punto puede Kusanagi sentirse humana? ¿Hasta qué punto no se le considera una máquina sometida al hombre? La respuesta parece encontrarse en los recuerdos, pues son éstos los que nos hacen humanos.

Sin embargo, las dudas nos alcanzan cuando se nos presenta al "Marionetista", capaz de ampliar los cerebros humanos. Es, precisamente, en este punto, donde surge el debate sobre las diversas cuestiones éticas.

Lo que realmente convierte en inmoral la Inteligencia Artificial representada en la película es la posibilidad de insertar recuerdos nuevos, así como de borrar los auténticos. El diccionario de La Real Academia Española define la palabra recuerdo como la “memoria que se hace o aviso que se da de algo pasado o de que ya se habló”. Un falso recuerdo es, por tanto, una reproducción distorsionada o una invención de dicho recuerdo.

Consecuentemente, aparece un gran dilema moral y personal que atañe muy de cerca a la cuestión de nuestra identificación (del “yo”), puesto que nuestros recuerdos son el componente esencial de nuestro pasado, y poner en duda ese pasado es una práctica inmoral, situada fuera de los límites de la opción ética.

Por otro lado, en el film también se lleva a cabo la eliminación de recuerdos, violando las directrices éticas. En la actualidad, científicos estudian crear un método para borrar recuerdos específicos en humanos, sin dañar el cerebro; en definitiva, elaborar una auténtica “pastilla del olvido”.

No obstante, existe un conflicto ético detrás de la posibilidad de editar nuestra memoria: ¿es ético borrar algún tipo de recuerdo, como el de una violación, una guerra o cualquier otra agresión o catástrofe? La eliminación de recuerdos traumáticos o temores no deseados conllevaría la pérdida de nuestro lado más humano: primeramente, mutilación de la sensibilidad; y, además, situaciones como una muerte podrían transformarse en algo no traumático.  

Todo nuestro comportamiento ético y moral se basa en los recuerdos registrados por nuestro cerebro, que nos ayudan a adaptarnos al entorno y a las situaciones que vivimos día a día. Además, los recuerdos son un constituyente intrínseco de cada persona y, por lo tanto, borrar parte de ellos seguramente cambiaría nuestra identidad. (“El cuerpo humano lo componen incontables ingredientes, como todos los componentes que hacen de mí un individuo único y con mi propia personalidad, sí, tengo una cara y una voz para distinguirme de los demás, pero mis pensamientos y mis recuerdos no son míos, y tengo el sentido de mi propio destino.”)

Consecuentemente, ¿hasta qué punto los recuerdos nos otorgan la condición humana? ¿Cuál es el requisito mínimo para sentirse humano? Si una mente puede ser pirateada como un ordenador, ¿no podríamos pensar que las diferencias entre ambos son mínimas? ("Batou, ¿qué queda de original en tu cuerpo?")

Por último, cabe señalar que, en los últimos años, ya se han desarrollado los primeros prototipos de interfaces cerebrales que, en tiempo real, analizan la actividad cerebral y detectan ciertos estados mentales del usuario que son transformados en órdenes.


"Un interfaz cerebral es un canal de control y comunicación electrónico que no utiliza los nervios periféricos y los músculos, vía de salida normales del cerebro, sino que transforma directamente procesos cerebrales en acciones" (– más información aquí )




"Llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra riqueza." (Paul Géraldy)

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domingo, 4 de marzo de 2012

Terminator




ARGUMENTO


Dirigida por James Cameron y protagonizada por Arnol Schwarzenegger, Linda Hamilton y Michael Biehn. La película, ahora convertida en clásico de la ciencia ficción, tuvo en su día una tibia acogida por parte del público, a pesar de las más que notables críticas. El film, que estuvo dotado con 6,4 millones de dólares de presupuesto, narra la siguiente historia:


Año 2029, las máquinas de Skynet combaten contra la resistencia humana liderada por John Connor. Ante la imposibilidad de Skynet de eliminar a John en ese apocalíptico presente, deciden enviar al año 1984 un modelo TERMINATOR T-800 Cyber Dyne de eficiente endoesqueleto y sin emociones. Para contrarrestar este efecto, la resistencia también consigue mandar a través del tiempo a un soldado humano, cuya misión será la de evitar la muerte de Sara Connor a manos del T-800.




ELEMENTOS DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL

  • Terminator: es un Cyborg. Posee parte mecánica (conexión de retroalimentación inteligente) y parte orgánica (cuerpo, anatomía). En cuanto a aspecto físico, Terminator es idéntico al hombre; sin embargo, le aventaja en términos de resistencia física. 
En lo que concierne a La Inteligencia Artificial que presenta Terminator, en este caso, nos encontramos ante una máquina técnicamente perfecta, cuya labor no es matar, sino terminar. Una máquina programada, en definitiva, para aniquilar a la raza humana.



Además, Terminator incorpora elementos como un identificador de objetos y la imitación de voces. Hoy en día, ya se trabaja en androides con estos factores, pero no en un nivel tan avanzado como el que se nos expone en la película.




A continuación, les presentamos al primer Cyborg de la historia:



  • Máquina creadora: Skynet es una máquina de defensa, que controla el armamento nuclear. Dicho artilugio cuenta con un alto grado de Inteligencia Artificial, ya que posee conciencia propia. Sin embargo, es su determinación lo que más nos llama la atención.



En el film, podemos observar cómo lleva a cabo una revolución con el propósito de aniquilar todo lo que se defina como humano, considerado como una amenaza para su supervivencia. Llegados a este punto, nos hacemos una pregunta: ¿qué interés puede tener una máquina en terminar con la inteligencia de la que ha surgido? Aquí ya no se trata de una máquina que intenta replicar el comportamiento humano, sino que quiere exterminarlo para implantar el suyo propio. 


En la actualidad, es improbable que una maquina posea consciencia de sí misma. No obstante, se está investigando en la posibilidad de crear máquinas que sustituyan a los hombres en combate y sean tele-dirigidas.


  • Máquinas de guerra: son un tipología de Inteligencia Artificial muy básica. Hoy en día, ya se fabrican androides que en el instante en que perciben movimiento, disparan. Un ejemplo evidente son los Drones, mecanismos tele-dirigidos. No obstante,  a pesar de que se está investigando a fondo en el campo de la guerra robótica, aún nos encontramos muy distantes de conseguir máquinas que cuenten con la abismal autonomía que muestra la película.



IMPLICACIONES SOCIALES

En este caso, nos encontramos ante un film que nos conduce al desarrollo de la Inteligencia Artificial en una cuestión extremadamente delicada: la guerra robótica. Pues, Terminator es, en definitiva, un exterminador.

En la actualidad, la tecnología robótica (detectores de minas y sensores, aviones teledirigidos, sondas robóticas…) es común en el campo de batalla, pero las actividades que desarrollan las máquinas están dominadas por la decisión última del hombre. Sin embargo, en la película se nos presenta un robot letal, que opera de forma autónoma, por sí mismo. Es, precisamente, en esta perspectiva, donde surge el debate sobre las diversas cuestiones éticas que se originan del uso de armas autónomas.

Lo que realmente convierte en inmoral la Inteligencia Artificial representada en la película es la ausencia de intervención humanitaria. Terminator es una máquina autónoma, capaz de tomar las decisiones necesarias sin ninguna participación humana, arrebatando así la capacidad de poder y control al hombre.


La idea de robots-soldados es una posibilidad que, por un lado, tendría grandes ventajas como la reducción de las bajas del personal militar, así como que éstos podrían ser asistentes de combate que desempeñen las labores más peligrosas.

Por otro lado, cabe señalar que los seres humanos poseemos, intrínsecamente, sentimientos éticos asociados a la guerra. El hombre posee valores morales que, en ningún caso, están incluidos en los androides y, por tanto, éstos no actúan de acuerdo con ellos y pueden ser, literalmente, máquinas de matar. Además, sólo las acciones de los seres humanos son susceptibles de juicio ético, siendo así capaces de culpabilidad moral.

La utilización de máquinas en la acción armada, consecuentemente, conllevaría la pérdida de nuestro lado más humano: mutilación de sentimientos morales como el arrepentimiento, la culpa o la compasión.

Del mismo modo, así como las máquinas no están sujetas a normas morales, tampoco lo están a normas de conducta. Los robots son incapaces de llevar a cabo una discriminación entre combatientes e inocentes, valorar los daños o emplear, de manera proporcional, la fuerza.

En definitiva, es evidente que se trata, grosso modo, de una práctica inmoral, situada fuera de los límites de la opción ética, ya que va en contra de la defensa de la vida.


¿Será cuestión de tiempo que los soldados sean reemplazados por androides? ¿Se convertirán éstos en los verdaderos protagonistas de los campos de batalla?





“Las unidades militares estadounidenses serán mitad humanas, mitad robóticas en 2015”. “No tienes que decirle a un robot que encontrará 72 vírgenes en el paraíso para convencerlo de que explote.” (Peter Singer, experto en la revolución robótica dentro del Ejército)

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